Iztaccíhuatl

La ruta normal de este hermoso volcán es relativamente sencilla, aunque bastante larga, por lo que deberás estar en excelente forma física y suficientemente aclimatado. El desnivel es de mil doscientos sesenta metros, y el recorrido completo (ida y vuelta), de catorce kilómetros.

Como preparación previa, te recomendamos realizar unas cinco horas de ejercicio físico a la semana. También es conveniente haber subido previamente algún pico de más de cuatro mil metros.

Desde Amecameca tomamos una bonita carretera de montaña que discurre entre espesos bosques. Llegamos al histórico Paso de Cortés, lugar por el que los conquistadores españoles entraron en el Valle de México en 1519, camino de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca. Allí se encuentra la oficina del parque Izta-Popo, donde nos registramos.

El primer día hacemos una caminata de aclimatación por las faldas de la montaña. Nos hospedamos en el refugio Altzomoni, a 4,025 metros, donde pasamos la noche. Cenamos temprano, revisamos nuestro equipo, y nos acostamos.

El día de cumbre nos levantamos a la una de la madrugada, desayunamos, y comenzamos la aventura unos metros por debajo de los cuatro mil. Ganamos altura progresivamente durante las primeras cuatro horas, y tomamos un breve descanso en una cabaña que está a 4,750 metros, el Refugio de los Cien.

Ahora bordamos el paso más duro de la jornada, el ascenso a la “Rodilla” (5,050m). Normalmente antes de llegar a este punto disfrutamos de un bello amanecer.

Desde La Rodilla realizamos una escénica travesía de casi dos kilómetros a través del glaciar de Ayoloco, también conocido como “La Panza”, con una ganancia de altura de menos de 200 metros verticales. A lo largo de este recorrido haremos las mejores fotos del día.

Desde la cima podemos contemplar en un día despejado siete estados de la República Mexicana. Al sur nos saluda el Popocatépetl, o “montaña humeante”; hacia el este observamos el Pico de Orizaba, “el Techo de México”. Al oeste vemos el Valle de México, con la inmensa Ciudad de México en su centro, y más allá, el Nevado de Toluca.

Iniciamos el descenso, y cuatro, horas después, llegamos al aparcamiento, invadidos de un sentimiento de satisfacción que nos brinda una gran cumbre. Desde allí tardaremos unas dos horas en regresar a la Ciudad de México.