Mont Blanc

Volamos a Ginebra, a Zúrich o a Milán, y nos desplazamos al hermoso valle de Chamonix, en Francia. Montamos nuestras tiendas en un conocido camping poblado por alpinistas de todo el planeta, donde se viven escenas diarias de camaradería y se intercambian información y anécdotas. Desde Chamonix se suben muchas otras rutas clásicas de los Alpes, como las Grandes Jorasses, el Diente de Gigante, los Drus, etc.

Desayunamos las típicas “tartines” (pan baguette con mantequilla) y un café con leche, y llegamos a Les Houches, donde tomamos un teleférico. A continuación tomamos el Tramway du Mont Blanc, que nos deposita en el Nido del Aguila, la estación final, a unos 1,900 metros. Tras una marcha de tres horas, llegamos Tête Rousse, un cómodo refugio, a unos 3,200 metros. La vista del atardecer es espectacular.

Al día siguiente ascendemos, atravesando el Grand Couloir, hasta el refugio de Le Goûter, que se halla a 4,000 metros. El ascenso es técnico, y se realiza enganchados a las cuerdas fijas que aseguran los últimos trescientos metros de subida.

Día de cumbre: nos levantamos de madrugada, y recorremos encordados varios kilómetros de glaciar en la oscuridad. El amanecer nos sorprende sobre la larga y estrecha arista de Les Bosses, que mide seiscientos metros. Y al final de la arista, ¡la cumbre deseada! Estamos a 4,807 metros, con un pie en Italia y otro en Francia, y nos hacemos la tradicional foto.

Dos horas después estamos de vuelta en Le Goûter, donde consumimos comida caliente y té. Cuatro horas más tarde estamos sobre el tren que nos lleva a Belle Vue. Teleférico a Les Houches, y cena de celebración en Chamonix. ¡Misión cumplida!

Vuelo de regreso, o actividades lúdicas en Chamonix