Recientemente guié a un entusiasta cliente brasileño a la cima del Iztaccíhuatl y del Citlaltépetl, o Pico de Orizaba, y surgió el eterno debate entre alpinistas: ¿cuál de los dos volcanes es más duro?
Vamos a comenzar por las mediciones básicas. En ambos casos nos basaremos en la ruta normal; la de los Portillos, en el Iztaccíhuatl, y la de la cara norte, en el Pico de Orizaba.
El Iztaccíhuatl mide 5,220 metros, y se asciende habitualmente desde los aproximadamente 3,970 metros de La Joyita, donde se encuentra el estacionamiento principal. El desnivel es, por tanto, de unos 1,250 metros verticales. La distancia estimada es de catorce kilómetros, siete de subida y siete de bajada.
El Pico de Orizaba mide 5,636 metros; el ascenso suele partir del Refugio de Piedra Grande, a unos 4,240 metros. La ganancia vertical es de unos 1,396 metros. La distancia recorrida total es también de unos catorce kilómetros.
Una primera impresión indicaría que el Pico de Orizaba es objetivamente más duro, pues requiere superar un desnivel mayor, y hacerlo a mayor altitud. Además, los últimos quinientos metros del Glaciar de Jamapa son inevitablemente en ascenso. Como dice el buen Joaquín Canchola, “’el Pico es una madriza!”. En cambio, en el Iztaccíhuatl, uno debe atravesar el Glaciar de Ayoloco en una combinación de terreno ascendente, descendente, e incluso horizontal (la conocida “Panza” del glaciar).
Sin embargo, para valorar la dificultad o dureza total, surge otro factor fundamental: ¿cuál descenso es más duro? Al fin y al cabo, toda montaña debe ser descendida, una vez alcanzada la cumbre.
La respuesta es discutible, pero muchos sostenemos que el Pico de Orizaba es más fácil de descender que el Iztaccíhuatl. ¿Porqué? Porque la bajada se realiza en descenso constante, por un terreno relativamente sencillo, mientras que el Iztaccíhuatl requiere realizar varios ascensos parciales, como el del Monte de Venus o La Rodilla, y transitar por terreno semi-técnico en torno a la Cruz de Guadalajara (4,900 metros). En nuestro caso particular, el descenso del Pico fue más rápido y menos desgastante que el de la Mujer Blanca.
Sin embargo, hay otros factores que dificultan llegar a una conclusión unánime. Por ejemplo, el inicio de la ruta de los Portillos tiene una menor inclinación que su equivalente en el Pico, lo que nos permite dosificar el esfuerzo. El estado del terreno, dependiente de la climatología, es otro factor que puede hacer el ascenso y descenso de El Laberinto tremendamente sencillo, o altamente complicado.
Y tú, compañero alpinista, ¿qué piensas? ¿Cuál es más duro, el Izta, o el Pico?