El ascenso ideal al Mont Blanc sería utilizando los refugios de Tête Rousse y Le Goûter. Este plan nos permite repartir el esfuerzo en tres días, llegar bien aclimatado, y disfrutar más tiempo de los maravillosos paisajes de los Alpes. Además, te evitas cargar bastante peso, ya que estos refugios te proveen de todo lo necesario para tu alimentación e hidratación (¡venden incluso vino y cerveza!).

 

 

Para llegar a Tête Rousse tienes que tomar Tramway du Mont Blanc, el más antiguo de los famosos trenes “cremallera” de los Alpes. Puedes subirte a este tren en Saint Gervais, o también tomarlo en la estación Bellevue, para lo cual tendrías que subir en teleférico desde Les Houches.

 

 

El tren nos deposita en el Nido del Aguila, la estación final, a 2,372 metros. Desde allí asciendes por terreno sencillo hasta Tête Rousse, que se encuentra a unos 3,200 metros. Tardarás entre dos y tres horas, dependiendo del paso y del peso que lleves. Es un excelente refugio, con un buen restaurante y cómodas literas.

 

 

El segundo día comienza con la travesía del célebre Grand Coloir, conocido en español como “La Bolera” (sí, has acertado: ¡nosotros somos los bolos!) Este corredor está expuesto a la caída de piedras, y aquí se producen accidentes todos los años. Cuanto más temprano lo cruces, más seguro estarás.

 

 

A continuación ascenderás por una hermosa pared hasta el refugio de Le Goûter, a unos cuatro mil metros. Los pasos más técnicos están equipados con un grueso cable de acero que sirve como cuerda fija. Por ello, debes llevar puesto tu arnés con al menos un cabo de anclaje. Te recomiendo que lleves unos guantes finos, porque el cable está dañado en muchos puntos, y te puedes cortar muy fácilmente. A veces es aconsejable el uso de crampones, por lo que sugerimos que los lleves a mano.

 

 

Tras otra noche de descanso, emprenderás el ascenso a cumbre a las cinco de la mañana. Todavía tenemos que subir ochocientos metros verticales. El terreno es relativamente sencillo, hasta el punto de que algunos alpinistas no llevan casco (nosotros recomendamos llevarlo; además de ir más seguro, ¡parecerás un profesional en las fotos!). El principal riesgo es que podrías caer en una grieta oculta, o desde la arista, por lo que nosotros vamos siempre encordados.

 

 

Lo normal y prudente es llegar a la cima en torno a las nueve de la mañana, para tener tiempo holgado de descender a Chamonix ese mismo día. El descenso se hace exactamente por la mista ruta de ascenso. El último tren sale del Nido de Aguilas a las seis de la tarde. ¡En Chamonix te espera una buena ducha y una cena caliente de celebración! No olvides pedir una cerveza Mont Blanc; ¡es una rubia estupenda!

 

La realidad es que es muy difícil conseguir sitio en ambos refugios cuando se da una ventana de buen tiempo. Por ello, en los próximos blogs te hablaremos de otros planes y rutas alternativas.

 

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